Cada día me sorprendo más con las decisiones políticas. A los gobernantes no les importa el sentir del pueblo, salvo para las elecciones, y eso es algo que me sigue indignando cada vez que veo cómo faltan a su palabra. Mi intención no es hablar de política, pues este blog no está pensado para hacer análisis de este tipo. Eso se lo dejamos a periodistas y licenciados en derecho, partidarios o contrarios al partido en el poder. Yo quiero hablar hoy de la cancelación de un acto cultural, con una solera de once años. Este año han suspendido ENROLPMA, unas jornadas dedicadas al rol, celebradas en Málaga, a cuatro días de su celebración. Como sucedió años atrás en Sevilla, los aficionados a la cultura que nada tiene que ver con la cultura de masas, tenemos que ver cómo nuestra afición es considerada de segunda división, y se nos niega que podamos disfrutar de nuestros gustos. Sin embargo, fiestas basadas en el alcohol, o la crueldad animal obtienen la aprobación y apoyo económico de los políticos y resto de sociedad. Desde estas líneas reclamo un poco de respeto a los que somos diferentes, pues en la diversidad está el gusto y todos debemos y merecemos un respeto, algo que se está olvidando con tanta facilidad que resulta casi obvio que se trate a nuestros semejantes de cualquier forma. El aficionado al vicio y la subcultura es tolerante con casi todo el mundo.¿Por qué el resto del mundo no hace lo mismo?
viernes, 7 de diciembre de 2007
jueves, 6 de diciembre de 2007
Sobre el ridículo solitario y en sociedad
Normalmente suelo escuchar música en mi mp3, y si conozco la canción y me gusta, no tengo reparos ni vergüenza de cantar mientras suena el tema. El otro día me recriminaron tal hecho, y me hicieron sentir ridículo con respecto al mundo por el hecho de tararear al ritmo de la música. No lo entiendo. ¿Por qué se piensa el resto del mundo que uno hace el ridículo por cantar? ¿Por qué no ven ridículas las manifestaciones masivas como sentarse delante de la televisión a ver un programa de los mal llamados del corazón? Puede que sea menos ridículo seguir los dictados de una sociedad sin opción a ser alguien especial, irrepetible, falto de personalidad y principios propios. Pues bien, quiero seguir cantando al ritmo de las canciones de mi mp3, pues no hago daño, y si hago el ridículo, a nadie debe importarle, pues no hago daño a nadie, por muy mal que pueda interpretar mis canciones. Al fin y al cabo, ¿quién no ha seguido su música favorita, en la ducha, un concierto o el coche?
lunes, 3 de diciembre de 2007
Don Juan, De Molière
El sábado representamos en el Teatro Municipal de Los Palacios y Villafranca la obra Don Juan, de Molière, una adaptación del mito de Don Juan Tenorio, vista por el dramaturgo francés, y adaptada por Antonio Cabello. Tras un año sin pisar un escenario, y con añoranza del aplauso del público, regresamos a las tablas, para despedir la obra.
La aventura del teatro es algo que me llena y me hace sentir vivo. No en vano, son cuatro los años que llevo interpretando a personajes, con el único beneficio de aprender a actuar, y tratar de dar en cada función lo mejor de mí, poniendo toda la carne en el asador. Al principio se convirtió en una afición, pero hoy es una necesidad imperiosa, una bella adicción que me hace sentirme a gusto sintiendo el calor del público, viendo escuchando y agradeciendo su apoyo, a través del sonar de sus palmas, que llenan el patio de butacas y emocionan a aquellos que están encima del escenario. Creo que por eso sigue viva este arte, y por eso nos seduce a tantos. Nos llena y nos cautiva. Nos hace sentir el tiempo, las diferentes épocas, los diferentes personajes y soñar. Eso es el Teatro, un sueño, un desenfreno un frenesí, una ilusión, pues todo en la vida son sueños, y los sueños, sueños son...
La aventura del teatro es algo que me llena y me hace sentir vivo. No en vano, son cuatro los años que llevo interpretando a personajes, con el único beneficio de aprender a actuar, y tratar de dar en cada función lo mejor de mí, poniendo toda la carne en el asador. Al principio se convirtió en una afición, pero hoy es una necesidad imperiosa, una bella adicción que me hace sentirme a gusto sintiendo el calor del público, viendo escuchando y agradeciendo su apoyo, a través del sonar de sus palmas, que llenan el patio de butacas y emocionan a aquellos que están encima del escenario. Creo que por eso sigue viva este arte, y por eso nos seduce a tantos. Nos llena y nos cautiva. Nos hace sentir el tiempo, las diferentes épocas, los diferentes personajes y soñar. Eso es el Teatro, un sueño, un desenfreno un frenesí, una ilusión, pues todo en la vida son sueños, y los sueños, sueños son...
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