Cuento de Navidad (II)

El calor de la chimenea hacía mágica aquella mañana, en la cual observaba el blanco paisaje que nos rodeaba, mientras degustaba un tazón de chocolate caliente. Me desperté cuando hube descansado de la noche anterior, reunido con la gente que quiero, y tras desterrar las prisas más allá de cualquier sitio recordado. Eran unas fechas muy especiales, cargadas de sentimiento y añoranza a la vez, pues todo el mundo deseaba que el año terminase, ya que había sido el peor de nuestra vida. Mientras observaba el exterior, cubierto de nieve bajo un sol de justicia, sonreía emocionado, a la vez que saboreaba el chocolate con pequeños sorbos. Siempre había soñado con unas Navidades blancas, y aquellas eran las primeras en todos los sentidos. Como cada mañana, fui al salón, para ver la prensa, empaparme de la actualidad diaria, que pocas veces podía alegrarme el día. Sin embargo, aquella mañana nada tuvo que ver con las anteriores vividas. Los periódicos relataban la noticia más esperada. Todas las rotativas, de la ideología que fuesen, deportivas, económicas o generalistas, relataban la misma noticia: La Paz ha llegado al Mundo. Se acabaron todas las Guerras. Más información en páginas interiores.
No pude contener las lágrimas.

Wiwichu

Como cada año, se aproximan esas fiestas, así que hoy os dejo esta felicitación navideña.
¡Wiwichu!

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¿Es que no van a parar? ¿Acaso todavía no se dan cuenta de que lo más importante en el amor es el respeto? Van sesenta y cuatro mujeres víctimas de los malos tratos, de canallas que confunden amor con posesión. Las palabras se repiten, la indignación es cada vez más fuerte y las dudas siguen ahí, sin comprender por qué alguien que dice amar es capaz de acabar con la vida de esa persona a la que le expresa unos sentimientos falsos. En tan sólo dos días, dos mujeres han sido asesinadas por sus parejas, y esto es intolerable, inadmisible e inaceptable, como estoy harto de decir, como estoy cansado de denunciar públicamente. La sociedad tiene que tomar partido. Hay que dar nuestro más enérgico rechazo a esos machos que distan de ser hombres, aislarlos, retirarles el saludo y el respeto, pues ellos no respetan a nadie si son capaces de respetarse a sí mismos. Las palabras siempre serán las mismas, el sentimiento jamás variará, pues esta lacra que nos azota no puede ser permitida ni tolerada. No debemos olvidar el 016, ese teléfono que puede salvar vidas.
Hagamos algo. Sesenta y cuatro mujeres fallecidas son demasiadas. Una sola es demasiada.

Al carajo las 65 horas

El Parlamento Europeo ha rechazado con una mayoría absolutísima, casi aplastante, la ampliación de la jornada laboral a 65 horas semanales, todo un atraso en conciliación laboral y derechos de los trabajadores y trabajadores, ya que todos los privilegios conquistados a base de sangre, sudor y lágrimas, así como la vida de tantos y tantas, habrían sido inútiles. Afortunadamente, dentro de la clase política, todavía hay gente en la que se puede confiar y que no sólo piensa en el beneficio propio. Hoy se ha rechazado esta directiva explotadora, esclavista de los tiempos de las desigualdades sociales, esas que quieren instaurar creando crisis y recesiones económicas. Ciertamente se ha evitado que nos expriman aún más, pero no debemos bajar la guardia, puesto que esto es sólo un aviso de las intenciones de muchos políticos, que sólo piensan en generar beneficios económicos, a costa de la salud o la vida de las clases obreras. Es necesario seguir con la lucha, demostrar que somos libres y que lo que tanto nos ha costado conseguir no será entregado porque a cuatro fachas se les antoje. Los tiempos de la esclavitud quedaron atrás, y ésta fue abolida. A estos caciques de despacho que no se presentan cuando son convocados habría que darles una lección de humildad, castigarles de alguna forma, como ellos hacen con sus directivas y leyes abusivas, faltas de empatía y solidaridad con los menos desfavorecidos.

Estafados por querer aparentar

De las estafas no se libra nadie. Poco importa si son grandes fortunas o pequeños ahorros, puesto que siempre hay desalmados dispuestos a apropiarse de lo ajeno, como en esta ocasión, que las fortunas más poderosas han visto desaparecer parte de esos fondos, que invirtieron porque les daba prestigio de cara a la galería, porque todo el mundo estaba allí... Ahora, el creador de ese broker ha sido detenido por una estafa que le ha reportado pingües beneficios, aunque estas pérdidas no han ocasionado el daño que a los pequeños inversores pudo haber arruinado. Cada día veo más claro quiénes son los culpables de esta crisis que nos azota, que es aumentada por una psicosis creada por políticos, banqueros y demás desalmados que quieren exprimir y explotar a los más desfavorecidos, desterrando los privilegios conquistados y estableciendo un darwinismo social en el cual aquellos con menos recursos se ven con menos de los qué tenían, y los poderosos, esos que se inventan la crisis para oprimir y robar, tanto derechos, como dinero y/o poder, se convierten en intocables. No entiendo este intervencionismo en la banca, este reflote del capitalismo brutal, que no hace sino destruir lo qué ya se logró a base de mucho sudor y muerte, a veces literalmente hablando.

Zapatazos al arbusto

El Presidente saliente de Estados Unidos ha comparecido en Afganistán, donde ha recibido un par de zapatazos por parte de un periodista, al grito de perro. Ciertamente, ha sido una justa reacción para alguien que decidió invadir un país porque le dio la real gana, y por robar su petróleo. Me alegro de esa rebelión por parte del redactor, la cual supe que era muy simbólica, pues perro es uno de los peores insultos afganos, así como el arrojo de los zapatos. Gris como pocos, inculto hasta los extremos más insospechados, y totalitario como tantos. Quiero aprovechar estas líneas para apoyar al periodista agresor, y felicitarle por su arrojo y valía, y suspender a los muchachos del servicio secreto por su ineficiencia. Ha sido la única forma de expresar su rechazo a alguien cuya lucha contra la Libertad y la Paz ha conseguido hacer un mundo más controlado y exento de derechos fundamentales. Quizá esta reacción haya sido la única posible, ya que las palabras que reclaman un mundo libre y en paz, lejos de nuevos órdenes fascistas no son escuchadas o de serlo, se enfrentan a la censura y la anulación por sus ideas, ya que resultan molestos a los poderosos. A veces la única forma de expresarnos es llamando la atención, aunque el método elegido sea cualquier cosa menos diplomático.

Soledad

De una temporada para acá se habla de la web 2.0, de redes sociales, y de una Internet más real, pero lo cierto y verdad es que no hace más que acrecentar la soledad del resto. Demasiado tiempo empleado en ampliar el número de integrantes de esas redes sociales, en un estúpido ránking por ver quién tiene más amigos, y negando una amistad mancillada por personas que desconocen el significado de sentirse solos o solas. La sinceridad ha sido desterrada por una extrema superficialidad que no hace sino esconder las peores miserias humanas, o camuflada en una ofensa que sobrepasa el insulto, pero que al ser empleada resulta incómoda. En cuestiones de amistades, todo el mundo quiere saber de grandes fiestas orgiásticas de alcohol, drogas y sexo, pero muy pocos y pocas se quieren parar a escuchar una inquietud, un problema o, sencillamente abrir los oídos para comprender lo qué sucede a su alrededor. A veces me pregunto por qué resulta más fácil hablar por un messenger o un chat que cara a cara. No sé a dónde va a llevar esto, pero veo con mayor frecuencia y realidad que el Neuromante, de William Gibson es cada vez más real. A ver si nos enteramos de una vez por todas que es un gran atraso sustituir Internet por la vida real. Es un complemento, pero no lo es todo.