Por
otra parte, cualquier producto que esté destinado al consumo masivo es tachado
de comercial, y por lo tanto de baja calidad, mientras que lo underground, minoritario, volvemos otra
vez a emplear la palabra elitista se
convierte en la excelencia, algo no reservado para el populacho, la plebe. Ante este desolador panorama, muy poco se puede hacer, puesto que
el tebeo vuelve a ser encerrado en un gueto excluyente del resto de la cultura,
ya que es considerado una obra menor literaria. De ser un producto por y para
frikis se convierte en el emblema de los diferentes tipos de culturetas y
tontos de las letras. Y es que el tebeo español siempre ha tenido complejo de
inferioridad con respecto al resto de manifestaciones artísticas o culturales,
cuando no debería ser así, ya que se trata de una de las disciplinas más
completas y complejas, puesto que se mezclan entre sí la Literatura, el Dibujo,
el Color y otras técnicas usadas en el cine. ¿Qué es un storyboard sino un tebeo que narra la película en ángulos de
cámara?
El
mundo del tebeo también tiene el enemigo en casa, puesto que en España, como en
muchos sitios, las cosas no se hacen como se tienen que hacer. Si bien hay
eventos dedicados al cómic con una calidad excelente, a veces te encuentras con
fiascos del tamaño de una catedral porque se dedican ingentes cantidades de dinero
público al pago de stands diseñados y realizados en cajas de cartón por cualquier amiguete de la organización que
son destruidos a la clausura de dichos eventos, mientras se graba en vídeo y se
cuelga en Internet. Unos eventos que son alejados del demonio de lo comercial para darle un aspecto exclusivamente
cultural, donde no tiene cabida el público mayoritario. ¿Así queremos fomentar
la lectura y la captación de aficionados? Lo siento pero no. A la persona que
se acerca por primera vez a un tebeo hay que motivarla para que la experiencia
le quede tan marcada que desee volver a leer otro cómic, sin importar su autor
o personaje. A ese nuevo lector que no conocerá los kioscos plagados de
novedades se le ha de mimar con eventos donde el tebeo y sus autores sean los
protagonistas y no cuatro teóricos debatiendo sobre si Rob Liefeld entiende
algo de anatomía humana o si Carmine Infantino sabía dibujar o no.
Un
evento del cómic puede y debe ser comercial, ya sea un salón, unas jornadas, un
encuentro… Es necesario sentar las bases para una fuerte industria tebeística
en España, puesto que los autores locales apenas tienen repercusión dentro de
nuestras fronteras, aunque cultiven éxito allende las mismas y el público
extranjero se rinda a los pies de la creación española. Como también creo
necesaria la incorporación de una asignatura dedicada a la historieta dentro de
los planes educativos, porque la oferta en formación se limita a lo privado o a
los diferentes másteres universitarios, también en minoría. A fecha de hoy no
tengo constancia de ninguna Escuela de Arte que ofrezca un ciclo formativo dedicado
a la formación de autores de cómic, ya sea guionistas, dibujantes, coloristas,
rotulistas, o entintadores. El cómic
sigue siendo el gran olvidado de la Cultura, como hemos dicho unas líneas
antes.
Para cambiar esto, debemos hacer que la
sociedad comprenda la importancia de la Cultura, en cualquiera de sus
manifestaciones, puesto que si no se entiende el mundo de la viñeta como una
parte de la misma, jamás podremos entender por qué no existe partida
presupuestaria para el fomento y la creación del cómic. Se seguirá viendo como
eso que leen niños, tebeos o las novelas gráficas de los culturetas.