martes, 16 de septiembre de 2008

La crueldad más extrema

Cuando tenía pensado reflexionar(una vez más) sobre la violencia de género y que una de las víctimas mortales era un hombre, considero más oportuno opinar sobre esa niña arrojada al vacío por su padre, todo porque ambos progenitores discutieron. Sé de mucha gente que disfruta haciendo daño a los demás, puesto que de no ser así, no sería rara la semana que no escribiese sobre los malos tratos, y sus víctimas. Son sádicos, sin presunciones, y el que se de por aludido, ya sabe. Pero lo que no puedo tolerar ni entender es que uno de esos sádicos o sádicas sea capaz de asesinar a una criatura que ha llevado en sus entrañas o ha participado en su creación, y menos por hacer daño. Si una pareja se termina, cada cual por su lado, y si hay descendencia de por medio, tratar de hacer que esa criatura de corta edad viva lo mejor posible, sin traumas, pero jamás acabar con su vida. Un acto así sólo demuestra egoísmo y maldad absoluta, amén de otros sentimientos donde el amor queda desterrado, o de usar la palabra es mancillada de forma vil. Siempre digo lo mismo: es urgente enseñar y aprender a amar, pero eso no es rentable. O si no, fijaos en las enormes partidas presupuestarias para la investigación militar, y la limosna que recibe la investigación médica. Que cada cual saque sus consecuencias.

2 comentarios:

  1. Tu lo has dicho, es urgente. O cambiamos los valores de esta sociedad, o nos vamos al carajo.

    ResponderEliminar
  2. Estamos ya en el mismísimo carajo, Kikelín... Ahora debemos salir del mismo...

    ResponderEliminar

Tu opinión es importante