El suplicio y sufrimiento que José Bretón ha hecho pasar a su ex mujer durante estos meses al ocultar el asesinato y desaparición de sus hijos es extremadamente difícil de definir sin usar dajetivos que evocarían a su madre o la comparación con el macho cabrío. Sin remordimientos ni conciencia y con una frialdad absoluta ha sido capaz de reírse de toda una sociedad, siendo consciente del tan grave crimen cometido. Mi incomprensión me hace preguntarme qué lleva a una persona a asesinar a quienes se supone que debe proteger. ¿Por qué tanta crueldad para llamar la atención de su ex mujer? ¿Acaso se creía que es de su propiedad? Hoy es uno de esos días en los que no encuentro las palabras para escribir el artículo, ya que la pena más profunda se ha instalado en mi corazón. No entiendo ese grado de maldad, de crueldad o de cinismo, ni qué lleva a cometer semejante barbarie sólo por reclamar atención. Siempre lo digo cuando muere asesinada una mujer. Si se acabó ya no hay nada que hacer. Pero está visto y comprobado que a José Bretón sólo le importaba una cosa: El mismo. Ni siquiera sus hijos.
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