martes, 3 de abril de 2012
Un tintero que se cierra
A partir de mañana, mi lectura de ABC será más corta de lo habitual. Aunque disfrutaré con la pluma de mi querido amigo Fernando Iwasaki, el humor de Antonio Burgos o los análisis de José María Carrascal o Ignacio Camacho, el editorial de don Antonio Mingote y su profunda reflexión de una viñeta no estarán en las primeras páginas, ya que hoy nos ha dejado a la edad de 93 años. Hablar de Mingote es hablar de ABC, y viceversa, porque prácticamente eran lo mismo desde hace más de medio siglo. Maestro infatigable de mente lúcida, sus viñetas solían decir más que enciclopedias, cualidad que admiraba de él, ya que creo que sólo un genio es capaz de invitar a la reflexión en todos y cada uno de sus trabajos sin excepción. Con la muerte de Mingote, el mundo de la Cultura vuelve a quedarse huérfano de Maestros que sepan aportar su enseñanza y experiencia a un mundo que navega sin rumbo, dirección ni sentido, en una sociedad que no está dispuesta a aprender y sí a ser adulada y alabada. Insustituible como el Gran Vázquez, Moebius o Tàpies, Antonio Mingote, Académico de la RAE en su sillón r o Marqués de Daroca, nos deja una imprescindible e importante herencia cultural, que perdurará por siempre en los anales de la Historia. Descanse en paz.
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