Lanza en astillero

A la espera de la lectura de esta nueva visión en tebeos de Don Quijote de la Mancha, y ante la polémica suscitada por políticos que no tienen la más remota idea de lo qué es una historia contada a través de viñetas, quiero hablar de la obra adaptada, escrita originariamente por D. Miguel de Cervantes y Saavedra hace más de cinco siglos. Lejos de ser una obra para un público infantil o adolescente, que pocos se han molestado en leer, y del cual todos conocemos su primera frase, las aventuras y desventuras de don Alonso Quijano, nos muestran a un personaje que no duda en poner en aprietos a sus semejantes, entrometiéndose en todo y que es el blanco de burlas del mundo. No sé si eso es un argumento infantil. No sé si ver esos pasajes en forma de viñetas es aconsejable para los niños. Lo acontecido con Mari Tormes, aquella cortesana a la cual llama puta su patrón en cierto momento, o las fantasías onanistas del don Quijote con su amada Dulcinea, que le hacen desnudarse encima de un monte, son escenas un tanto fuertes para la mente de un niño, pero claro, es fácil opinar cuando no se lee El Quijote y se presume de intelectual, cuando se ven tres dibujos de varios dibujantes. En vez de condenar y demonizar el tebeo, el mundo del tebeo, ¿por qué no son más cultos, más abiertos, y dejan de decir y transmitir que este tipo de lectura es para niños? Recuerdo obras como Watchmen, Question o V de Vendetta, que son de difícil comprensión incluso para lectores con cierta edad. Déjense, queridos políticos de demagogias, tonterías y absurdos y presten atención a lo importante, y no a la visión de los autores sobre El Caballero de la Triste Figura. No merece la pena.