Cerrando cines

Pese a que ha sucedido hace algo más de un año, no ha sido hasta el día de Año Nuevo el momento de enterarme del cierre del cine Corona, lo cual me ha apenado de forma bastante notable, ya que era uno de esos cines donde se podía disfrutar de la película, lejos de centros comerciales y agobios. Atrás quedan recuerdos y risas con películas como Atún y Chocolate, o el por qué de mi odio visceral a Lars von Trier, tras ver su Bailando en la Oscuridad, la cual considero la peor basura que jamás se ha hecho en la historia del cine. Me apena ver cómo estas salas van cerrándose, silenciosa y lentamente, devoradas por macrosalas con mil historias para atraer a un público al que lo que menos le importa es la historia que le cuentan, y sí los efectos que tienen. Se produce una dictadura de mayorías, donde los gustos de los que no están dentro de las mismas son ignorados. Se habla de cine independiente, pero nadie apuesta por salas en las cuales disfrutar del mismo, o cierran las existentes. Afortunadamente, en Sevilla podemos disfrutar del cine de autor y de calidad, en versión original. Que nos dure, porque es necesario salir de los cánones impuestos por ese mercado capitalista, dentro de una vorágine consumista.