Biografías

Hace unos días supe que una de las biografías de un político catalán iba a ser destruida tras su edición, ya que se habían publicado algunos detalles algo desagradables sobre la vida del mismo. También se rogaba que no viese la luz antes de la publicación de la oficial, redactada de puño y letra por el aludido. Me hacen gracia esas revisiones y lavados de cara, que sólo muestran una fachada propagandista, ensalzando las virtudes de los personajes y ocultando lo incómodo. En esta sociedad donde la apariencia cada vez tiene más importancia, los defectos son algo a censurar y ocultar, olvidando que lo mejor de la persona es el equilibrio entre virtud y defecto. En una biografía, se debe respetar la esencia y la persona. Sin entrar en polémicas de detalles escabrosos, mórbidos o no, no todo el mundo es extremadamente bueno y servicial, ni tan perversamente malvado como el diablo. Una biografía es el resumen de una vida, y durante ese tiempo, lo qué sucede puede gustar o no, pero ha pasado, y creo que es de justicia que no sólo sean méritos los narrados, pues el éxito suele venir acompañado de demasiados sinsabores. Por otra parte, quiero decir que los libros no se deben destruir, pues es una falta de respeto a todas y cada una de las personas que aman esta afición, pero eso quiero dejarlo para otra ocasión.