miércoles, 2 de abril de 2008
Humanidad
Como en tantas ocasiones, pospongo un tema para hablar de otro, pero esta vez no me pesa en absoluto hacerlo. Hoy tenía pensado hablar sobre los Juegos Olímpicos en China, pues pienso que es un tema que debería tratar en estas líneas, pero eso puede esperar, ya que hoy he recibido, junto a varias personas una lección de Humanidad de las que son necesarias en este mundo para hacerlo más llevadero. Como cada lunes y miércoles, regresaba de mis estudios de Francés, con varios de los periódicos que recopilo en el trayecto hacia la universidad, y que después ojeo y hojeo antes de entrar en clase, en un agradable y soleado día de primavera. Este hecho no sería destacable de no ser por algo que sucedió dentro del autobús que nos transporta hasta Los Palacios: una chica se encontraba indispuesta, y recibía atención de otros pasajeros, para ver si se mejoraba. En ese momento, el conductor, al que conozco desde tiempos inmemoriales, tuvo un gesto para con ella que cabe destacar aquí. Sin corresponderle entrar en el Hospital de Valme por los horarios, no dudó en entrar en dicho centro para que esta pasajera fuese atendida por personal sanitario, lo cual me pareció tan grande y tan humano que me siento obligado a destacarlo en estas líneas, y agradecerle su actuación ante esta situación tan comprometida. Gracias por esa lección de Humanidad. Gente como tú es la que este mundo podrío y sin ética necesita.
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