La impunidad con la que se me mueven según qué personas y la facilidad que tienen para vivir a costa del erario público de forma holgada sobrepasa, en la mayoría de las veces, los límites de la ausencia de vergüenza y honradez. Podría hablar de algún que otro organizador de congresos, salones del cómic u otro tipo de celebración cultural que va de cultureta haciendo una enarbolada defensa de este tipo de encuentros sin la contaminación comercial de los mismos, pero prefiero alejarme de levantar polémicas, más que todo porque no me da la gana que se me cierren según qué puertas, sobre todo ahora, que trato de lanzar mi carrera literaria . Demasiado tengo ya con el veto hacia mi persona en Canal Sur.
Por eso, quiero aprovechar la ocasión para hablar de una tal Amy Martín, a la cual no conoce ni el Tato, pero que gana más de medio millón de las antiguas pesetas(y elijo bien la moneda a utilizar) por escribir un artículo para algún que otro periódico o los cajones de cualquier despacho. Esta pseudoseñora que no es más que la que se abre de piernas, independientemente de su relación, para un cargo del Partido Socialista, vive del dinero de todos los españolitos de a pie de forma muy cómoda, mientras los cerebros y personas muy preparadas se van al extranjero porque aquí, en su Patria, no les dan las oportunidades que necesitan, entre los políticos sin escrúpulos y los empresarios explotadores que quieren mano de obra gratuita. Cuántas veces he escuchado yo que no había dinero porque estaban comenzando o la cosa estaba muy mala... ¡Hace veinticinco años! Desgraciadamente, nada ha cambiado, porque gracias a estos elementos (y elementas por si las hembristas se nos mosquean), el oficio de columnista y escritor de opinión sigue infravalorado por la sociedad.
Por eso, quiero aprovechar la ocasión para hablar de una tal Amy Martín, a la cual no conoce ni el Tato, pero que gana más de medio millón de las antiguas pesetas(y elijo bien la moneda a utilizar) por escribir un artículo para algún que otro periódico o los cajones de cualquier despacho. Esta pseudoseñora que no es más que la que se abre de piernas, independientemente de su relación, para un cargo del Partido Socialista, vive del dinero de todos los españolitos de a pie de forma muy cómoda, mientras los cerebros y personas muy preparadas se van al extranjero porque aquí, en su Patria, no les dan las oportunidades que necesitan, entre los políticos sin escrúpulos y los empresarios explotadores que quieren mano de obra gratuita. Cuántas veces he escuchado yo que no había dinero porque estaban comenzando o la cosa estaba muy mala... ¡Hace veinticinco años! Desgraciadamente, nada ha cambiado, porque gracias a estos elementos (y elementas por si las hembristas se nos mosquean), el oficio de columnista y escritor de opinión sigue infravalorado por la sociedad.
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