Hace años que vengo observando que existe una gran brecha entre lo cultural o independiente y lo comercial. Tanto en el cine, como en la literatura, el teatro o las demás disciplinas se considera que un producto carece de calidad por el mero hecho de ser considerado comercial y estar orientado al público mayoriatario.Creo que puede existir un equilibrio entre ambas formas de entender la Cultura, ya que los creadores tienen derecho a lucrarse con sus creaciones, ya que son un trabajo como otro cualquiera. Tratar de despreciar cualquier manifestación porque llega a un público más amplio que esa minoría elitista encerrada en una burbuja de pedantería y prepotencia se acerca a la tan despreciada incultura de la que hacen gala. Tan interesante resulta la última obra de cualquier director iraní o escritor indio que la de un autor que se edita su propia novela o trata de producirse el primer largometraje y trata de hacer que llegue al máximo número de personas, lo cual no ha de restar calidad a dichos trabajos con los que ejemplifico. Entre todos debemos hacer que el pueblo sea más cultivado y culto, no una panda de borregos incapaces de conocer qué significa saber estar y saber hacer, y esto no se logrará haciendo distinciones entre una Cultura destinada a la élite social y otra al vulgo, plebe o pópulum.
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