Comenzar el artículo de hoy se antoja una tarea harto difícil sin estar indignado o enfadado, ya que me resulta extremadamente cínico que se recorte en Educación y Sanidad y se destine ese dinero a salvar a la banca. A mí, sinceramente, me importa poco o nada que se exija que Bankia sea nacionalizada, porque no voy a ver un duro del reparto de los posibles beneficios que arroje Bankia cuando la cosa mejore, porque lo que sí es importante para mí es que sólo se quiera inyectar dinero a los terroristas causantes de esta situación de crisis, sobre la cual se está demostrando que es una estafa y un atentado, como vengo denunciando años. Si bien me parece deplorable, vomitivo y otros cuantos calificativos más que se toquen las partidas presupuestarias de Sanidad y Educación y Presidencia y Casa del Rey vean disminuida su aportación en apenas unos cientos de miles de euros, lo de soltarle a la banca dinero para salvarla sobrepasa los límites de la ética, la vergüenza y la lógica. ¿no sería más lógico ayudar a fomentar el empleo? Pero no, quieren destruirnos como individuos, minar nuestras fuerzas y moral para así poder mantenernos doblegados. Afortunadamente, la gente está empezando a reaccionar. Me pregunto cuánto tiempo tardarán en desempolvar las guillotinas, las hoces, espijochas y demás útiles de labranza, símbolos de la opresión y de las ansias de cambiarlo todo, porque esto tiene pinta de terminar en una revuelta, por mucho fútbol y programas del corazón que nos quieran meter para agilipollarnos.
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