sábado, 17 de enero de 2009
Las preguntas de la soledad
Contemplaba en la profundidad de la noche el fuego de la chimenea, mientras degustaba aquel licor en la copa, recreándome en su saber, abierto a los recuerdos de una vida pasada, llena de plenitud y abundancia. Recordaba mis viajes por Europa, largos por su recorrido y llenos de intensidad por las experiencias vividas, aquellas que no regresaban por mucho que trataba de invocar su recuerdo y su experiencia. Nada era igual de un momento a otro. La vida pasaba irremediablemente, y yo la veía transcurrir. Aquella imagen del fuego me retraía años atrás, a mi juventud, tan lejana... El sonido del silencio nocturno era interrumpido por los búhos y el crujir de las llamas. Vivía en una vasta extensión de tierra, solo, a la espera de que mi familia se reuniese conmigo. Así pasaba todas y cada una de las noches, contemplando la vida, sin saborearla, disfrutarla o vivirla. Para mi dejó de tener sentido y un gran vacío imposible de llenar, por muchas riquezas materiales que poseía. Notaba y sabía que me faltaba algo, mas no sabía o negaba querer saberlo. Me preguntaba si tantos privilegios servían de algo. Me preguntaba si con menos sería feliz o lograría serlo...
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