domingo, 16 de noviembre de 2008

Prólogo ci-fi

El aire denso de la última lluvia ácida le hacía dar lentos y pesados pasos, en busca de un poco de diversión. Acababa de pasar una revisión de unos implantes que se había hecho en la cabeza para poder conectarse directamente a Internet y otras redes, pero no habían terminado el trabajo y el rocío de lo que se suponía la mañana se colaba entre los circuitos, ocasionándole una cefalea y unas jaquecas con alucinaciones que apenas le dejaban en paz.
Hacía años que el sol no brillaba en lo que una vez se llamó Berlín, asolado por las guerras tecnológicas y económicas de las primeras décadas del siglo XXIII. Todo atisbo de humanidad había quedado desterrado por los supervivientes, una nueva clase social a la que lo único que le importaba era sobrevivir. Poco importaba si el dinero conseguido o la comida obtenida tenían su origen en el mercado legal o no. Aquella era un selva tecnológica, con grandes avenidas de asfalto, donde convivían los seres humanos con todo tipo de engendros. Nadie sabe cómo llegaron a Germania, pues pocos tenían acceso al conocimiento, prohibido por ley para las clases humildes, y reservado a una reducida élite que dictaba los cánones y promulgaba leyes cada vez más injustas y lejos de lo que una vez se conoció como Derechos Humanos, abolidos en una de las guerras que sacudieron el territorio conocido como Europa. Aquel panorama desolador dejaba muy pocas oportunidades a quién no tenía nada.

1 comentario:

  1. Al abrir los ojos, una lluvia de claroscuros, invade mi sesera, el estabilizador de imagen esta desequilibrado, unos segundo bastan para que la imagen nítida de mi habitación aparezca delante de mi. Estos implantes aun siguen si funcionar a su optimo rendimiento, aun tardan en cargar el sistema, después de varios ajustes, desconecto el sistema P.R.O.M de mi cortex cerebral. Mi conciencia empieza a despertar de ese soporífero interludio de vigilia. Siento como el fluido salino entra en mis circuitos hidráulicos, El sistema está listo, ya puedo comenzar el día.

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