Que este Gobierno de chupópteros, corruptos, mangantes y chorizos está destrozando España en comandita con sus colegas de la oposición es una verdad tan absoluta que la gente, independientemente de su ideología política, está de acuerdo con esta afirmación. Tanto desde el partido que está en el poder como los de la bancada contraria, están convirtiendo a España en añicos, para así poder venderla como un solar devaluado al mejor postor, sin importar que sea el FMI, el GATT, el Santander o su putísima madre si hiciera falta. No sólo se cargan la Sanidad, la Educación, las Pensiones, el Empleo, la Cultura u otros miles de derechos o servicios, sino que se destruyen a los ciudadanos como personas, ya que nos dejan sin valores ni ilusiones, lejos de esa felicidad que debería ser un derecho constitucional inalienable e irrenunciable. La sociedad está cada vez más cargada de incultura y analfabetismo, y no se debe sólo a los recortes, sino a la falta de interés por evitar que sea así. Cualquier cosa relacionada con el desarrollo cultural o educativo está mal visto y condenado al ostracismo, como por ejemplo los idiomas. La que se está montando por el aprendizaje del catalán y su uso político clama al cielo. ¿Por qué debe existir una imposición para hablar en un idioma u otro? ¿Acaso no tenemos derecho a conocer y saber los orígenes de nuestros vecinos? ¿Qué más da si vivimos en Andalucia, Cataluña, El País Vasco o Valencia? Se hace apología de un patriotismo de pacotilla asociado a los partidos políticos que está muy lejos del amor a la Patria, la tierra que nos ve nacer. España ha dejado de ser un país con comunidades autónomas para convertirse en un estado de 52 provincias y no sé cuántos miles de pueblos que no tienen interés en conocerse mutuamente y sí en desprestigiar al vecino para demostrar que son los mejores. Y como la gente no se puede permitir según qué cosas, no viajan ni conocen otras culturas, que no sólo varían de una comunidad a otra, sino de una provincia a otra o incluso si apuramos más, de un pueblo a otro, algo que hace que la mente deje de expandirse y se cierre, el caldo de cultivo perfecto para el racismo y la xenofobia. La excusa perfecta para empezar la dominación del Pueblo. Hace años, y durante la Segunda República y en la guerra civil se hablaba de las Dos Españas. Hoy por hoy deberíamos hablar de las miles de Españas y hacer algo por recuperar aquello que nos unió, porque es intolerable que por llevar una camiseta de un lugar que has visitado, te insulten pensando que hace referencia a un equipo de fútbol X o que es mejor quemar cualquier referencia a otra provincia por su interés independentista.
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