No es país para pobres

Dos mil trece comienza su andadura con la una situación dura que no se ha resuelto porque nadie ha puesto interés en hacerlo. A las subidas habituales de primeros de año se suman nuevos impuestos y tasas para los más desfavorecidos, mientras los ladrones, chorizos, corruptos y demás escoria que viste de Armani, Gucci o de diseño exclusivo son perdonados y premiados por el saqueo que hacen. porque a esta panda de golfos apandadores la crisis y la miseria del pueblo se la trae al pairo. Ellos siguen robando impunemente, mientras el pueblo se muere de hambre, los licenciados y altamente cualificados se suman al éxodo de cerebros porque no hay futuro para nadie que no sea político y pertenezca a esa casta de privilegiados hijos de puta que sólo piensan en el poder y todo el dinero que les da, ya sea de forma honrada o no, un concepto que empieza a ser secundario mientras les repercuta pingües beneficios. España ha dejado de ser un país para pobres, ya que los servicios más básicos deben ser abonados por aquellos que ya los pagan por sus impuestos. Servicios sanitarios esenciales como el uso de las ambulancias, las tasas judiciales o el euro por receta médica hacen que si no tienes dinero, sólo puedas fastidiarte y sufrir abusos o morirte.  Eso y las nuevas normativas que prohiben grabar a las fuerzas de seguridad en acto de servicio, haciendo que la  brutalidad policial sea censurada. A estos políticos sólo les importa el ciudadano de a pie si paga los impuestos y las tasas extras. Sólo eso. Ninguno de esos cuellos blancos, sea de la ideología que sea, se pringa realmente para ayudar a sus conciudadanos. Tan sólo les hacen la pelota y lamen cualquier tipo de extremidad para lograr su voto. ¿Podemos tolerar esto? De ninguna manera. Desgraciadamente, la gente no reacciona, y si lo hace es silenciada y anulada. España se ha convertido en un país para ricos, donde los pobres no sólo son más pobres, sino que están perdiendo todos los logros que tardaron siglos en conquistar, por culpa de una panda de maleantes que han sido elegidos para representar al pueblo.