Tras muchos meses de duro trabajo y dos Biznajas de Plata obtenidas en el Festival de Cine de Málaga, El mundo es nuestro llegó a las salas comerciales en plena agitación financiera y acoso de los mercados a España. Como dijo mi hermano en el preestreno, mejor época no ha podido ser para su puesta de largo. La cinta rebosa calidad por los cuatro costados y se hace tan corta que cuando el espectador se viene a dar cuenta, ya están los créditos finales. El mundo es nuestro narra la historia del Culebra y el Cabesa, dos delincuentes chandaleros de barrio que deciden atracar un banco para fugarse a Brasil siguiendo los pasos el Dioni, pero lo que parecía un plan perfecto se convierte en un despropósito. A partir de ahí se viven una serie de situaciones que, enfocadas desde un humor inteligente y nada vulgar nos conducen a la denuncia social de la situación que estamos viviendo. Alfonso Sánchez nos sumerge en una cinta de calidad de diálogos inteligentes que invitan a la reflexión, con personajes perfectamente definidos como si de un retrato hiperrealista se tratase. De hecho, es muy sencillo sentirse reflejado en cada uno de los arquetipos mostrados, ya que todos conocemos a personas como los que participan en la película. Como he dicho en más de una ocasión, sin grandes medios ni presupuestos desorbitados, El mundo es nuestro se ha convertido en una gran película, una de esas calificadas como obras maestras, que nada tienen que envidiar a Qué bello es vivir de Frank Capra, o Casablanca de Michael Curtitz. Por eso es necesario que reviente la taquilla y triunfe en la misma. Hay que hacer que el mensaje llegue al mayor número de personas y eso sólo se logra yendo a verla y recomendándola.
martes, 26 de junio de 2012
El mundo es nuestro, una película necesaria
Tras muchos meses de duro trabajo y dos Biznajas de Plata obtenidas en el Festival de Cine de Málaga, El mundo es nuestro llegó a las salas comerciales en plena agitación financiera y acoso de los mercados a España. Como dijo mi hermano en el preestreno, mejor época no ha podido ser para su puesta de largo. La cinta rebosa calidad por los cuatro costados y se hace tan corta que cuando el espectador se viene a dar cuenta, ya están los créditos finales. El mundo es nuestro narra la historia del Culebra y el Cabesa, dos delincuentes chandaleros de barrio que deciden atracar un banco para fugarse a Brasil siguiendo los pasos el Dioni, pero lo que parecía un plan perfecto se convierte en un despropósito. A partir de ahí se viven una serie de situaciones que, enfocadas desde un humor inteligente y nada vulgar nos conducen a la denuncia social de la situación que estamos viviendo. Alfonso Sánchez nos sumerge en una cinta de calidad de diálogos inteligentes que invitan a la reflexión, con personajes perfectamente definidos como si de un retrato hiperrealista se tratase. De hecho, es muy sencillo sentirse reflejado en cada uno de los arquetipos mostrados, ya que todos conocemos a personas como los que participan en la película. Como he dicho en más de una ocasión, sin grandes medios ni presupuestos desorbitados, El mundo es nuestro se ha convertido en una gran película, una de esas calificadas como obras maestras, que nada tienen que envidiar a Qué bello es vivir de Frank Capra, o Casablanca de Michael Curtitz. Por eso es necesario que reviente la taquilla y triunfe en la misma. Hay que hacer que el mensaje llegue al mayor número de personas y eso sólo se logra yendo a verla y recomendándola.
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