Llevo muchos años denunciando el avance de la extrema derecha, sin ser tomado en cuenta o serio, porque me decían, tanto políticos como personas de la vida civil que eran grupúsculos a los que no había que prestar atención. Muchos años advirtiendo de ese resurgir del nazismo o los fascismos más totalitarios. Cuando en Francia veo que, por segunda vez en menos de una década, la extrema derecha vuelve a tener serias posibilidades de alcanzar el Gobierno aunque sea de oposición no puedo dejar de tener miedo, porque el mundo se va a la mierda irremisiblemente. ¿Y quién tiene la culpa de este avance de las derechas más radicales? La izquierda de todo el mundo, que sólo se ha preocupado de ansiar el poder a cualquier precio, sin importarles la ética o la decencia. No hablo de los militantes, que me parecen respetabilísimos todos y cada uno de ellos. Hablo de los líderes de izquierdas, como ha sucedido en Andalucía con el pacto entre PSOE e Izquierda Unida, por ilustrar con un ejemplo reciente. A las izquierdas sólo les ha importado el sillón del poder, no oponerse a los dictados de una derecha seductora, mentirosa y ruin con un único objetivo, cargarse las libertades, la Democracia y el Estado del Bienestar. Las ideas de izquierda sólo han luchado por sus intereses particulares y comer langostinos y gambas por muy invitado que se esté a dichos banquetes o comilonas. Mientras tanto, banqueros, mercaderes y otra calaña negociaban el futuro de nuestros nietos en reuniones a la vista de todo el mundo. Escandalizado estoy con los abusos del Presidente del Gobierno en nombre de los recortes y los ajustes. A la vista está: Ellos no se recortan más de un diez por ciento en sus ministerios, mientras el resto es reducido a más de la cuarta parte. ¡Qué bonito era el sueño europeo mientras había abundancia! ¿Por qué estos malnacidos no arriman el hombro como todo hijo de vecino? ¿Acaso la clase política debe ser inmune a los recortes? No, no, no y mil veces no. La clase política debe apechugar con sus errores. Porque clama al cielo que se laven las manos cual vulgar Poncio Pilatos ante este atentado terrorista, estafa o lo que sea a lo que tildan de crisis. Vergüenza me da que hayan avanzado así las derechas en el mundo, mientras las izquierdas no hacían más que decepcionar con sus corruptelas, corrupciones, ambiciones insanas y ansias de poder. A ver si aprendemos de una vez por todas: No todo es sentarse en la poltrona. Hay que luchar por las personas, no por los intereses de los poderosos.
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