martes, 24 de enero de 2012

España, aparta de mí esos premios


Debo reconocer que hacía años que no me descojonaba de la risa con ningún libro. Alguna vez me había reído, dibujado una sonrisa en los labios mientras me emocionaba o recordaba algún pasaje, pero estallar en carcajadas como en esta ocasión, era una sensación que quedaba muy atrás en el tiempo. Durante las páginas que dura España, aparta de mí esos premios, veo cómo su autor, mi buen y querido amigo Fernando Iwasaki narra con una prosa hilarante y jocosa las aventuras de varios japoneses a lo largo de nuestra geografía, clonando el mismo relato de mil formas diferentes, sin perder la esencia ni la originalidad. El empleo que tiene del humor inteligente, la mordacidad y la sagacidad hacen que nos encontremos ante un libro altamente recomendable y fácil de leer, que debería ocupar las estanterías de cualquier lugar destinado a guardar y conservar libros, ya sea una casa, una biblioteca o cualquier otro organismo oficial, por ilustrar con unos cuantos ejemplos. Una obra así no tiene desperdicio alguno y se queda corta, pues cuando más emocionado estás, resulta que ha terminado, y te entran ganas de pedir más. Así que, querido Fernando, te emplazo a otra gamberrada como ésta, pues he disfrutado con este trabajo tuyo, como bien sabes.

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