Feminicidio

Hace unos cuantos días que le doy muchas vueltas a los asesinatos de mujeres en Cuidad Juárez, y no sé cómo abordar el post de hoy, pues el misterio rodea a esas muertes haría imposible dar una solución a tanta crueldad. Con un denominador común, a cientos de mujeres les ha sido arrebatada la vida ante la mirada impasible de las autoridades, y quién sabe si no con su complicidad. Son muchas las cruces rosas plantadas en los alrededores de esta ciudad mexicana, una por cada desaparecida. No quiero pensar, no me atrevo a pensar el tormento sufrido, ni el dolor de una madre que ve con impotencia cómo nadie le explica cómo ha fallecido su hija, y por qué ha sido así. Algo muy gordo se debe fraguar para que, desde que en 1993 desapareciese la primera niña, no se haya dado solución, y el macabro censo no deje de aumentar de una manera tan escandalosa como vergonzosa. Si bien es cierto que se trata de un problema local, la Comunidad Internacional se debería implicar y exigir una pronta solución, condenando a los culpables, por muy poderosos o influyentes que sean. No podemos tolerar que en pleno siglo XXI se cometan estas atrocidades y que sus responsables sigan impunes, con sus vidas, ajenos a una condena ejemplar.