Pedantería intelectual

Una vez calmados los ánimos tras las polémicas palabras de aquel escritor de cuyo nombre no quiero acordarme sobre los tebeos, quiero hablarte, querido lector, querida lectora, del pedante intelectual, y su pedantería. Subidos en un pedestal que han adquirido en propiedad sólo hacen gala de la intelectualidad si es elitista y alejada del gusto general, sobre todo cuando se nombran creadores y creadoras que sólo son conocidos en esos reducidísimos círculos en los que es prácticamente imposible entrar. Con un alarde de prepotencia que no dudan en manifestar, consideran menores las manifestaciones culturales que no se adecuen a sus gustos, llegando a desprestigiarlos e insultar a quienes no conozcan esa minúscula élite reservada sólo a unos privilegiados. A veces, el pedante intelectual se suele definir como progresista, progre, pero no suele ser así, puesto que actúa de forma reaccionaria y ultraconservadora cuando la intelectualidad es compartida por el gran público, a veces por la gran masa. Eso no lo soporta y opina que la cultura degenera. ¿Por qué? ¿Por acercarse al resto? ¿Acaso ven bien o correcto las ingentes cantidades de pan y circo para el pueblo? Espero que no. Bajo mi punto de vista, a estos pedantes intelectuales habría que bajarles los humos, y demostrarles que tan interesante es un concierto de rock & roll como un concierto de música de cámara, por poner dos ejemplos contradictorios. La pedantería intelectual es otra forma de fomentar el clasismo, tan reinante en la sociedad actual. Me pregunto por qué está aún permitida, tanto social como legalmente.