El sábado representamos en el Teatro Municipal de Los Palacios y Villafranca la obra Don Juan, de Molière, una adaptación del mito de Don Juan Tenorio, vista por el dramaturgo francés, y adaptada por Antonio Cabello. Tras un año sin pisar un escenario, y con añoranza del aplauso del público, regresamos a las tablas, para despedir la obra.
La aventura del teatro es algo que me llena y me hace sentir vivo. No en vano, son cuatro los años que llevo interpretando a personajes, con el único beneficio de aprender a actuar, y tratar de dar en cada función lo mejor de mí, poniendo toda la carne en el asador. Al principio se convirtió en una afición, pero hoy es una necesidad imperiosa, una bella adicción que me hace sentirme a gusto sintiendo el calor del público, viendo escuchando y agradeciendo su apoyo, a través del sonar de sus palmas, que llenan el patio de butacas y emocionan a aquellos que están encima del escenario. Creo que por eso sigue viva este arte, y por eso nos seduce a tantos. Nos llena y nos cautiva. Nos hace sentir el tiempo, las diferentes épocas, los diferentes personajes y soñar. Eso es el Teatro, un sueño, un desenfreno un frenesí, una ilusión, pues todo en la vida son sueños, y los sueños, sueños son...
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