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viernes, 2 de enero de 2009
Reencuentros con el pasado
Como decíamos hace unos días, el día 30 regresé de Barcelona, de una reunión familiar, en la cual me encontré con los más lejanos y pretéritos momentos de mi vida, viendo fotos, escuchando a los mayores hablar y sobre todo aprendiendo. Estas reuniones familiares sirven para conocernos mejor, para conectar con los seres queridos, unir lazos y pasar unos buenos momentos. Son momentos en los que el tiempo se detiene y retrocede años, décadas incluso que nos hacen ver cuánto hemos cambiado, cómo éramos en nuestra más tierna infancia, cómo eran nuestros padres, nuestros abuelos... Lejos de sentirnos mal, observamos esas fotos con un interés y un estudio pocas veces demostrado, riendo dulcemente cuando nos cuentan recuerdos profundamente escondidos, incluso olvidados por el inexorable paso del tiempo. Estos reencuentros con nuestro pasado nos hacen conocernos mejor, y amarnos aún más, ganando en autoestima. Me siento mejor tras ese viaje a Barcelona, tras ese reencuentro con mis recuerdos y los de mis seres queridos. Espero que haya muchísimos más, pues son tan necesarios como el vivir día a día.
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