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domingo, 16 de diciembre de 2007
Compañeros de viaje
Cuando planeamos un viaje, ya sea en autobús, barco o avión, no es difícil encontrar a alguien que se siente a nuestro lado, siempre que no nos acompañe nadie a nuestro destino, aunque después haya alguien aguardándonos en el destino. Si el viaje es largo, y tenemos suerte, podemos encontrar a alguien con quién hablar, debatir o compartir el tiempo invertido. A mí me gusta viajar en medios en los que se tarda, pues aprendo mucho en estas conversaciones de carretera. No existen dos compañeros o compañeras iguales, y si se vuelve a coincidir, no son los mismos momentos compartidos, pues o bien ellos, o bien nosotros, hemos cambiado, aunque el destino sea el mismo. Me gusta aprender, pues de cada momento se saca algo, y los viajes, al igual que los ancianos, son pozos de sabiduría que te abren la mente y te hacen ver las cosas de forma diferente. A veces estas experiencias se pierden, con los mp3 y reproductores de música. Me parece un gran invento, pues a veces nos hace ese trayecto más ameno, pero otras veces nos aísla del resto, lo cual proporciona esa soledad tan reinante en los tiempos y la sociedad actuales, y de la que nos quejamos tanto, aunque no hacemos nada por evitarlo. A veces los viajes se convierten en un trayecto sólo exterior, y las evoluciones interiores quedan en la maleta, o en el lugar de partida, en un cajón olvidadas. Aprendamos de los viajes, recuperemos sus enseñanzas, y dejemos de ser tan superficiales. Al fin y al cabo, uno viaja para despejarse y expandirse, ¿qué mas da si el interior también lo hace?
Tienes toda la razón, a mí me encanta compartir charlas contigo en nuestras idas y venidas sobre todo venidas jeje, es gratificante saber que aunque nos veamos poco, sabemos que ambos nos interesamos y preocupamos por los que nos pase.
ResponderEliminarGracias por escucharme tantas veces...
Besote
Pa eso estamos.
ResponderEliminarUn besote